6 Alguien dirá: «¿Qué debo llevar cuando me acerque al Señor? ¿Qué debo hacer cuando me incline ante el Dios Altísimo? ¿Me presentaré con sacrificios y terneros de un año?
7 ¿Se sentirá complacido el Señor con miles de carneros y diez mil ríos de aceite? ¿Tengo que entregarle mi primer hijo como pago por mi culpa? ¿Tengo que entregarle el fruto de mis entrañas como pago por mi pecado?»
8 Hombre, si el Señor ya te ha dicho lo que está bien. Él ya te ha dicho lo que quiere de ti: que seas justo, que te guste mostrar fiel amor y que vivas humildemente con tu Dios.
Miqueas 6:6-8 (versión PDT)
1.- Acercarse al Señor.
Cuando nos acercamos al Señor debemos de hacerlo con una actitud de adoración, no podemos venir delante de él y solo hacer nuestras peticiones, olvidándonos de quien es Dios y de que solo Él es digno de adoración.
Los hebreos sabían que cada vez que venían a la presencia de Dios era necesario presentarse delante de Él con una ofrenda (Deuteronomio 16:16). No podías venir delante de Dios con las manos vacías.
¿Cómo te acercas al Señor?, ¿Qué llevas en tus manos delante de Él?
2.- ¿Es esta mi mejor ofrenda al Señor?
La inquietud del escritor es si la ofrenda que debe presentar delante de Dios, será la mejor o no. Y para ello compara a dos ofrendas que trascendieron los cielos, y que marcaron sucesos importantes en la vida de quienes los ofrecieron, el primero de ellos es Salomón (1ª Reyes 3:4). Su sacrificio de gratitud por el amor y la fidelidad de Dios, le permiten a Salomón hacer su petición a Dios y recibir la respuesta. El entonces rey de Israel, reconoce la fidelidad de Dios hacia su padre David.
El segundo sacrificio que menciona el escritor es el de sacrificar a su hijo mayor, su primogénito, y en la Biblia podemos que el único sacrificio de este tipo que pidió Dios, fue el que hizo Abraham en obediencia al mandato de Dios (Génesis 22), cuando Dios pide a su siervo, su hijo amado, el padre de la fe, obedece inmediatamente.
En ambos casos la gratitud, la fe y la obediencia son muestras de una ofrenda a Dios, no es tanto lo que se daba, sino la actitud con la que se ofrecía. Por el pago de tus pecados ya fue hecho por Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
3.- Lo que Dios quiere de ti.
Para que andar buscando la mejor ofrenda cuando Dios ya te ha dicho lo que quiere de ti.
a) Que seas justo. Esto tiene que ver con vivir en santidad para Dios, ahora hemos sido rusticados por la fe en nuestro Señor Jesucristo, quien nos hace y llama justos. (Romanos 5:19)
b) Que muestres fiel amor. Para poder amar y mostrar el fiel amor a Dios es necesario conocerle, para que podamos amar. (1 Juan 4:7-8)
c) Que vivas humildemente con tu Dios. No podemos pretender acercarnos a Dios con soberbia en nuestro corazón, y pretender ofrecer sacrificios a Dios. Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes. (Santiago 4:6)
El mejor sacrificio, la mejor ofrenda que puedo traer delante de Dios, debe de estar impregnada de Justicia, de Amor y de Humildad, para que podamos acercarnos ofreciendo nuestro mejor sacrificio para Dios.
Tanto David, Salomón, Abraham y el mismo Señor Jesucristo presentaron ofrendas agradables para Dios, y cada uno de ellos recibió respuesta a su clamor, pero sobre todo, Dios ha dado buen testimonio de cada uno de ellos a través de los siglos y hasta hoy permanece el testimonio de lo que Dios ha dicho de ellos:
- Abraham. (Santiago 2:23) que por su obras de obediencia fue justificado por la fe.
- Salomón. (1ª Reyes 3:12) en su obediencia y fe, ofreció sacrificio a Dios, quien le hizo el hombre mas sabio sobre la tierra en todos los tiempos.
- David. (1ª Samuel 13:14) un hombre conforme al corazón de Dios.
- Jesús ( ) Se le ha dado un nombre que es sobre todo nombre, por la obediencia la Padre, quien le levanto de los muertos.